Quién le iba a decir, esa tarde de verano del 92, al joven funcionario de Hacienda que se subió al escenario improvisado de una fiesta de hotel, que se convertiría en uno de los artistas y cómicos más famosos de las Islas Baleares. En poco más de una década, el artista mallorquín Agustín Martínez “el Casta” se ha consolidado como un brillante e ingenioso humorista, un actor lleno de registros y matices que ha conquistado por igual el corazón del público y el de la crítica.
Lo único casual en la trayectoria artística del “Casta”, son sus comienzos. Todo lo demás se debe a la dedicación y al esfuerzo que pone en cada una de sus actuaciones, a la pasión y alegría que acompañan todos sus números, y por supuesto, al idilio que mantiene con su público. Con él, “el Casta” crece, se reinventa, evoluciona con el latir de su gente, con sus risas y carcajadas. Lleno de magnetismo, de dominio escénico y con una carismática voz, “el Casta” es puro teatro.
SU HUMOR
Los monólogos de Agustín “el Casta” o de sus personajes versan sobre temas familiares, sobre inquietudes y proyecciones cotidianas con las que es fácil sentirse identificado. Con su mirada socarrona, desgrana temas universales, con referencias y guiños a la insularidad: como dice él mismo: “aplico un barniz de mallorquinidad”. Agustín “el Casta” se atreve con casi todo pero sin excesos, sin caer en la crítica fácil, en lo obvio. Su humor comprometido es siempre mordaz, nunca ofensivo. La finura de su an‡álisis social, su expresividad de mimo, la elegancia de su verbo y su gracia natural confluyen para hacer de su humor algo genuino, inteligente y cercano.